El lado más salvaje de ARF es sin duda Trashville, una sala dentro del festival donde se borra la línea entre público y escenario y se viven los directos más crudos con bandas entregadas a la causa del rock and roll. Garaje, surf, rockabilly, sudor y decibelios son parte del ADN de Trashville, que cada año crece un poco más y llega con la programación más potente de su historia.
The Kaisers, una banda mítica de los 90 difícil de ver en directo, The Reverend Peyton’s Big Damn Band, los daneses Hola Ghost o el fenómeno Steel Beans, entre muchos otros.